El anuncio sorpresa de Ferrán Adriá no ha dejado indiferente a nadie. Desde luego, lo que parece evidente es que la leyenda sobre el restaurante El Bulli y el propio Adriá se ha retroalimentado con este anuncio.
Pero ante tal anuncio ya se han posicionado dos bandos:
- Los que comparten su visión sobre su situación personal; entre los que se encuentran colegas internacionales de su mismo nivel, que siguieron el mismo camino, y que apoyan la teoría de que la exigente y continua presión de crítica y público, no es sostenible de forma permanente.
- Los que opinan que todo es puro fuego de artificio, y detrás solo hay una estrategia marketiniana para alimentar el mito, y continuar haciendo caja.
En nuestra humilde opinión, creemos mucho más próxima a la realidad la primera versión que la segunda, por las siguientes razones:
a) El Bulli tiene solicitudes para llenar los próximos 30 años. Y esto no es un farol, es tan real como que el restaurante está en Roses. Luego no necesita buzonear para captar clientes.
b) No obstante, también es conocido que lo que más dinero aporta al restaurante, no es precisamente las comandas, sino todo el negocio que se genera alrededor del conocimiento de Adriá y del glamour de El Bulli. Desde esta premisa, lo que estaría haciendo Adriá, es matar la gallina de los huevos de oro, ya que sin restaurante, trabajo no le faltará, pero sin duda su caché bajará, sencillamente porque habrá otros que le eclipsarán.
Así pues, creemos que es absolutamente cierto lo que dice sobre la falta de tiempo para seguir creando. No en vano es un artista, y como todo artista su capacidad creativa tiene un límite si se sobreexplota.
Y como queremos repetir la magnífica experiencia que tuvimos en el 2008 cenando en El Bulli (esto será objeto de otro post), animamos a Ferrán a que mantenga su idea, y nos deleite de nuevo dentro de 4 o 5 años.
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